CONOCE AL ESPÍRITU SANTO COMO TU AMIGO

Jn. 14:16-18
 
 Al recibir a Jesucristo, recibimos al Espíritu Santo y somos sellado por Él.
Él es la tercera Persona de la Trinidad que participa con Dios activamente desde el segundo verso de la Biblia (Gn. 1:2.) Su característica resaltante es ser una Persona de continuo movimiento... para cumplir los propósitos de Dios.
Hay cierta confusión en algunos lados al pensar equivocadamente que el Espíritu Santo es una fuerza solamente o una influencia en nuestras vidas. Podemos, al contrario, conocerlo personalmente, y debemos movernos en relación a Él y conforme a Su voluntad, como nuestro mejor Amigo. Las razones porqué:

1) Jn. 14:16: Promete estar con nosotros todos los días (Sal. 91:1.)
Él es nuestro Consolador (Paracleto, Defensor, Compañero) que nos ama mucho y está interesado en el destino de nuestra vida. Jesús anduvo entre nosotros (Jn. 1:14), y promete seguir con (y en) nosotros en la Persona del Espíritu (Jn. 14:17) y ser más que un simple Acompañante.

2) Jn. 14:26: Promete ser nuestro Maestro. Estamos en una escuela llamada "Desierto"(como la de Jesús: Lc. 4:1.)
Al pasar por la escuela de las pruebas seremos el "ejército de Dios", entrenados en nuestro carácter, con la armadura de Dios (Ef. 6), y maduros para "resistir en el día malo"(v. 13) El Espíritu Santo revela (1 Cor. 2:10-13) a nuestro corazón (Jer. 17) cómo ser enseñados por Él en todo (1 P. 4:12: "no os sorprendáis del fuego de prueba...")
3) Jn. 15:26,27: Promete dar testimonio del Padre e Hijo.
Nos quiere usar también, en testimonio para los propósitos de Dios.

4) Jn. 16:8-11: Promete traer convencimiento (obligar a uno con razones eficaces a cambiar de opinión) de pecado al mundo. Mt. 16:19:
Jesús promete darnos las llaves del Reino para evangelizar. No hay que discutir con personas para convencerlas del Evangelio, sino dejarnos ser guiados por el Espíritu Santo para que Él las convenza. No quiere que ninguno perezca (2 P. 3:9.)

5) Jn. 16:13: Promete guiarnos a toda verdad y ser nuestro mejor Aliado.
Te conocía antes de nacer; te va a guiar a la voluntad de Dios. Ámalo, escúchalo, conócelo (1 Cor. 2:10-11.)
No Lo apagues ni contristes con acciones, palabras o actitudes o enfocando más en Sus dones que en Su Persona.

Puedes 1) rechazarlo, 2) tenerlo e ignorarlo, o 3) conocerlo como tu mejor Amigo y dejarlo moverse como quiere en tu vida.
Si Lo conocemos así, ¡traerá resultados asombrosos a nuestras vidas!

Por Sergio Coronado - Castillo del Rey - México