La monotonía es hacer siempre lo mismo, sin que nada te apasione o motive, lo que antes te gustaba ya no te gusta. Es como estar en una cárcel y sentir que no disfrutás nada.
La mujer que vive en monotonía es vanidosa.
Creemos que vanidad es tener zapatos, ropa o ir a un hotel de lujo "cinco estrellas", pero en la Biblia, la palabra vanidad significa: "Algo que carece de éxito y de fuerza".
Entonces:
Monotonía es una vida aburrida que carece de éxito y propósito.
A esto se refería Salomón cuando dijo: "Todo es vanidad, nada tiene
sentido, todo está vacío"
Una mujer vive en vanidad:
1-Porque está psicológicamente desocupada.
Pensar en cambios trae mucha angustia, por eso preferís dejar la mente vacía y seguir haciendo lo mismo.
Pensar que tu matrimonio va de mal en peor, que ya no hay pasión, que tu marido está en "cualquiera", que no te reconoce ni valora, te trae angustia, por eso decís: "Sigo batiendo los huevos, pasando la milanesa por el pan rallado y ya está".
No te atrevés a soñar porque te puede agarrar depresión.
2-Porque está enmascarando el cansancio.
Se siente agotada y, quiere hacer un cambio, salir de la rutina, pero dice: "No puedo", "No me da el tiempo, "Tengo tantas cosas programadas en el día que no puedo parar ni cinco minutos para tomarme un té", "No puedo ir a cenar afuera porque, cuando llega la noche, sólo quiero dormir", "Tengo mi vida marcada de antemano".
El cansancio y el agotamiento hacen que tu vida sea monótona, aburrida.
3-Porque se siente frustrada.
No puede hacer lo que le gustaría, no intenta nada y sigue, como siempre, batiendo huevos.
Aunque no hagas lo que te gustaría, aprendé a desafiar tu vida.
No vamos a la iglesia para estar mezcladas en medio de la multitud y ser mujeres comunes, sino para ser diferentes, con personalidad arrasadora.
Es un desafío, sé distinta al resto de las mujeres.
El problema de muchas mujeres es que no tienen identidad, no saben tomar decisiones, tienen miedo de arriesgarse y se mezclan en la multitud.
Dios te capacitó a través del Espíritu Santo. sé una mujer con luz propia, brillá por la luz de Cristo que está en vos y sobresalí.
Caminar con el favor de Dios te distinguirá del resto.
Para salir de la monotonía debemos despertar las leonas que tenemos dormidas.
No nacimos para echarnos en los brazos de un hombre y que él decida.
¡No! Sacá la leona, porque el León de Judá está en vos.
Despertá la pasión que hay dentro tuyo (no la pasión de una loca de cuarta, ni la de "vieja loca" que se pone minifalda), disfrutá la vida.
Según los médicos, la célula del cáncer tiene una ideología: crecer por crecer, y algunas mujeres actúan así, viven por vivir, porque el aire es gratis.
La monotonía, en el fondo, es un temor arraigado, y hacer las cosas de igual modo, demuestra inseguridad.
No te preocupes por nada, Dios te tomó de la mano y no te soltará.
Necesitás una inyección de pasión y crees que sólo un hombre te lo dará.
Te olvidarás de vivir si mantenés la vida igual; por eso cada mañana decí: "Señor sorpréndeme" y declará que ese día no será igual, porque despertarás a la leona que llevas adentro.
No seas pasiva, las cosas no vendrán mágicamente o por casualidad, para llegar al éxito hay que buscarlo y para eso hay que trabajar.
Hoy cosechamos lo que sembramos ayer, y mañana lo sembrado hoy.
¿Qué semilla estás sembrando? No pienses en lo que Dios te dará sino en lo que sembrarás y por ley de Dios, cosecharás.
Cada siembra hecha, tarde o temprano, tendrá la recompensa.
Algunas mujeres tienen mentalidad de lotería, dicen: "Algún día me pasará...", "Algún día alguien va a venir y me sacará de esta casa con humedad", "Algún día alguien se compadecerá de mí".
Desechá esa manera de pensar, planificá tu éxito porque Dios te ha creado para él.
El que no siembra no espere cosechar, enfócate en el día de hoy, ¿Qué hiciste hoy en tu cuerpo, tu matrimonio, en tus hijos, en tu vida espiritual, para tener éxito mañana y cosechar?
La mayoría de las mujeres no dirigen su vida y aceptan lo que les viene.
Dios te dirá que sueltes la capacidad que te dio para revertir tu realidad.
El potencial lo podemos usar para bien o para mal, por eso podemos transformar nuestro día. Si decidimos que, a pesar de lo que escuchemos, será un día bendecido, eso recibiremos.
Todo dependerá de tu decisión, del abrazo, la caricia, el beso, el consejo, la alegría, el gozo, la esperanza, la motivación qué siembres cada día, de las palabras dulces que salgan de tu boca y eso cosecharás.
No aceptes la vida como viene, esfuérzate.
Sé independiente, ¡basta de pasividad! Mientras sigas esperando, tu vida será monótona.
Dejar la independencia hará perder, entre otras cosas, la capacidad de placer.
Hay mujeres que cuando conocen a sus parejas se muestran muy
independientes, pero al casarse comienzan a depender y él piensa: "¡Me cambiaron la mujer! La conocí ejecutiva, empresaria, arreglaba todas las cosas y ahora engordó y mira todo el día televisión".
No te ates a nada ni a nadie porque terminarás sufriendo.
Si decís: "No salgo hasta tener toda la casa limpia, hasta que le cocine a los chicos", terminarás sufriendo. Desatate de ese concepto y disfrutá la vida, porque no hay nada más lindo que ser libre.
Cuando quedes a solas con Dios, verás que Él es suficiente para tu vida, es tu hacedor, el que te provee.
Soltá a tus hijos, a tu pareja que te maltrata, las cosas, los adornos, los recuerdos y serás libre. Tenes unción para abrirte paso en la vida, dejá que Dios te sorprenda cada día.
Cuando Jesús pasa por la vida de una mujer la transforma, la saca de la monotonía para vivir experiencias extraordinarias.
Así lo hizo con sus discípulos que eran pescadores y tenían una vida aburrida; con el cobrador de impuestos; convirtió a Zaqueo, que era un sinvergüenza, en un hombre misericordioso.
Le dijo a Nicodemo: "Nacé de nuevo. Todos los qué nacen del Espíritu no saben de dónde vienen ni a donde van, son como el viento qué sopla."
Oramos con palabras, pero hay oraciones en el espíritu que ni siquiera entendemos pero que son claves y Dios está atento a ellas.
Atrévete a orar, a adorar, a cantar diferente.
Dios no te hizo para tener una vida monótona sino para tener bendición.
Abrí paso en medio de la dificultad, sacá tu mano y declará: "No soy una mujer común, me pasará algo extraordinario. Nací para brillar delante del rey, soy una joya preciosa. Llevo la marca del
Espíritu Santo, soy la hija del Rey.
Pastora Alejandra Stamateas