INTRODUCCION
Poco antes de morir, el patriarca Jacob mandó llamar a sus 12 hijos.
Al tenerlos enfrente, se dirigió brevemente a cada uno, hablando tanto de sus respectivos caracteres y acciones, como de lo que había de acontecerles en el porvenir. El lenguaje poético del discurso revela la profunda emoción que embargaba al patriarca al despedirse de sus hijos, y todo el pasaje es instructivo e inspirador. Pero en esta ocasión nos limitaremos a considerar lo que dijo de su hijo predilecto, de José. Lo haremos así porque sin temor a equivocarnos podemos afirmar que en las emocionantes palabras con que su padre se despidió de él tenemos una perfecta descripción de toda vida que merece ser llamada triunfante.
PROPOSICION
De acuerdo con esta bella descripción, ¿cómo se caracteriza una vida triunfante?
1.- SE CARACTERIZA POR EL FRUTO QUE LLEVA (v.22)
1.1.- La descripción de este fruto: "José es un retoño fructífero, retoño fructífero junto a un manantial; sus ramas se trepan sobre el muro". Colocado donde puede recibir diario sustento ("junto al manantial") el retoño fructífero se extiende sobre el muro del huerto y reparte su fruto con los que están afuera.
1.2.- La justificación de esta descripción: La vida de José fue fructífera en bendiciones para todos los que le rodeaban:
a.- Ayudó a su padre en su negocio ganadero (37:2b,12-14)
b.- Dio prosperidad a la casa de Potifar (39:1-5)
c.- Impuso orden en el manejo de la prisión real (39:21-23)
d.- Sirvió a los intereses del Faraón (41:37-57; 47:14-26)
e.- Preservó a la familia de donde vendría el Mesías (45:1-47:12)
Aplicación: La verdadera grandeza consiste en el servicio que se presta a los demás. Recordemos las palabras de Jesús (Mar.10:41-45)
2.- SE CARACTERIZA POR EL CONFLICTO QUE SOSTIENE (v.23)
2.1.- La descripción de este conflicto: "Los arqueros le causaron amargura; le fueron hostiles los flecheros". Se describe a José como víctima de ataques traicioneros de parte de enemigos escondidos que desde lejos le lanzaban flechas agudas, causándole daño y terrible sufrimiento.
2.2.- La justificación de esta descripción: a través de su vida José tuvo que librar siete terribles conflictos:
a.- Con la envidia de su familia (37:1-18, especialmente el v.11)
b.- Con la soledad: en la cisterna, en un país extraño y en la cárcel (37:24,25,28; 39:20)
c.- Con la tentación sexual (39:7-12)
d.- Con la calumnia (39:13-19)
e.- Con la ingratitud (40:1-23, especialmente v.23)
f.- Con el poder (41:37-46)
g.- Con la tentación de vengarse (42:1-26; 50:15-21)
Aplicación: El que quiera triunfar en la vida tendrá que sostener un conflicto vitalicio con:
- El mundo (Jn.15:18,19; Ef.2:2; Sant.4:4b; 1Jn.2:15)
- La carne (Gál.5:17; Ef.2:3; Rom.8:13a)
- El diablo (1Jn.5:19b; 1Ped.5:8; Ef.6:12)
3.- SE CARACTERIZA POR EL PODER QUE RECIBE (v.24,25)
3.1.- La descripción de este poder: "Pero su arco permaneció firme y sus brazos se hicieron ágiles por las manos del Fuerte de Jacob; por el Nombre del Pastor, la Roca de Israel, por el Dios de tu padre que te ayuda, y por el Todopoderoso que te bendice...". Quiere decir que en medio de todos sus conflictos José recibía el apoyo de Dios. La poderosa mano divina posaba sobre la débil mano suya y le fortalecía.
3.2.- La justificación de esta descripción:
3.2.1.- Tanto la soledad como la calumnia fueron vencidas por José porque "Jehová estuvo con José" (39:2,21,23)
3.2.2.- Venció la tentación sexual diciendo: "¿Cómo, pues, haría yo esta gran maldad y pecaría contra Dios?" (39:9)
3.2.3.- Venció las tentaciones del poder al recordar que era Dios y no su propia habilidad que le había subido al lugar donde se encontraba (41:16)
3.2.4.- Venció la tentación de vengarse por su temor a Dios (42:18; 45:5,8; 50:19,20)
Aplicación: El triunfo siempre depende de Dios. En El hay victoria sobre:
- El mundo (Juan 16:33)
- La carne (Romanos 8:13)
- El diablo (Efesios 6:10,11)
CONCLUSION
El Trino Dios tiene poder, y de sobra, para vencer al triunvirato del infierno. Pero este poder tiene que ser recibido de El como un don de Su Gracia. Para recibirlo, hay tres cosas que hacer:
1.- Reconocer nuestra propia incapacidad.
2.- Someternos sin reserva a la soberanía divina.
3.- Confiar plenamente en la fidelidad de Dios para cumplir Sus promesas.
¿Está usted dispuesto(a) a hacer estas tres cosas ahora mismo?
Alberto Valderrama - www.selah.com.ar
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