LOS PROPÓSITOS DE DIOS

2 Tesalonicenses 3:1-5

 Los propósitos de Dios para tu vida no son solamente para tu los conozcas o tal vez te jactes de ellos sino que éstos son para que los lleves adelante; el Señor depositó en ti propósitos y ministerios, te dio palabras o sueños a fin de que te pongas en marcha por los caminos que Él te está marcando.

Leamos la Palabra de Dios en 2 Tesalonicenses 3:1-5 “Por lo demás, hermanos, orad por nosotros, para que la palabra del Señor corra y sea glorificada, así como lo fue entre vosotros, y para que seamos librados de hombres perversos y malos; porque no es de todos la fe. Pero fiel es el Señor, que os afirmará y guardará del mal. Y tenemos confianza respecto de vosotros en el señor, en que hacéis y haréis lo que os hemos mandado. Y el Señor encamine vuestros corazones al amor de Dios, y a la paciencia de cristo”.

El señor nos viene hablando que este año 2003 será un año profético en el cual su gloria se manifestará a toda carne que le busque en santidad y adoración; todos aquellos que hayan seguido la estrella que indicara el nacimiento de Jesús en sus vidas como lo hicieron los magos que viniendo desde oriente no les importaron distancias ni dificultades para lograr su objetivo de adorar al Señor, podrán ver la manifestación de su gracia y de su poder en sus propias vidas.
Este es un tiempo en que no solamente debemos buscar de conocer los propósitos de Dios para nuestras vidas sino que ha llegado el momento tal vez más difícil, ha llegado el tiempo de hacer efectivos dichos propósitos en cada uno de nosotros, es el tiempo de llevar a la práctica el evangelio que predicamos, convirtiéndonos en guerreros del Señor; Dios espera enormes cosas de sus hijos, hemos sido creados y perfeccionados para que funcionemos cada uno de nosotros en un ministerio en forma perfecta y que sincronizados por la maravillosa mano de Dios edifiquemos la obra de Dios.

Hay muchos cristianos que han hallado los propósitos de Dios para sus vidas, han descubierto sus ministerios y hablan siempre de lo que el Señor tiene para ellos; quizás algunos de ellos han llegado a organizarse para llevar adelante esos ministerios pero sin embargo no llegan a ponerlos en práctica; este 2003 es profético, es el año del desarrollo ministerial de los verdaderos Hijos de Dios que han aprendido a adorarle en espíritu y en verdad, es el año en que debemos dar un paso adelante en las filas de los cristianos pasivos para ser voluntarios en el ejército de Dios, dispuestos siempre para la batalla y diciendo: “Heme aquí, envíame a mi” (Isaías 6:8); en cada área de nuestra vida debemos aplicar la planificación de nuestro ministerio y comenzar a transitar por este camino, el Señor te presenta el desafío mayor, tu desarrollo ministerial, pero debes anhelarlo en tu corazón y prepararte para ello.

Establecer los propósitos de Dios, nuestro ministerio, en cada área y en cada aspecto de nuestra vida es quizás la parte mas difícil para convertirte en un ministro de Dios; dar ese paso adelante que el Señor te está reclamando en este tiempo, el llevar a la práctica, el poner en acción todo aquello que planificamos con el Señor requiere una entrega verdadera, implica asumir verdaderamente compromisos con Jesús y con su obra.

Debes asumir que la aplicación práctica de tu ministerio te llevará un buen tiempo de oración, de preparación y estudios, de planificación y experimentación; pero debemos tomarlo con calma, mirando siempre todo lo que avanzamos y no lo que falta para llegar a la meta que nos hemos propuesto; el resultado final seguramente será el ministro que el Señor desea que seas, no serás igual a ningún otro hombre de Dios; debes entender que tu eres único y los propósitos de Dios para ti también lo son y por ello no te puedes comparar con nadie; comienza a proyectar tu vida ministerial, no hay congregación mas fuerte que aquella en la que cada uno ejercita su ministerio, caminando y proyectándose en función de esa meta; si realmente le has creído a Dios cuando te habló de un ministerio o de un propósito, ponte en marcha en este 2003, prepárate, desarróllate y sírvele al Señor conforme al propósito que Él ha puesto en ti, deja fluir tu ministerio.

Desarrolla una estrategia para integrar a tu familia a tus planes con Dios; comienza por hacer que aprendan a adorar, que se desarraigue la música y costumbres del mundo de sus vidas para luego integrarlos en tus tiempos de oración a fin de que ellos mismos tengan comunión con el Padre Celestial, que tengan sus propias experiencias sobrenaturales con Jesús; cuando hayas llegado a este punto dale la gloria al Señor porque la batalla ya ha sido ganada, te queda un paso solamente que es el llevarlos a la iglesia a fin de que se integren a sus actividades y puedan allí ser discipulados en la vida cristiana.

Tal vez hasta hoy pensaste que con tu dedicación de 24 horas a la iglesia ganarías a tu familia para Cristo, pero hoy te planteo otra cosa, te estoy proponiendo que los ganes en tu casa, no te digo que dejes de congregarte sino que pases un mayor tiempo con ellos, que estreches la relación con ellos; considera que tal vez en tu dedicación de 24 horas has perdido el contacto con aquellos a quienes deseas llevar el evangelio y te asusta ver lo lejos que están de Cristo, y esto te hace ver como imposible hacer que ellos conozcan al Señor; ten cuidado de sentirte tan cómodo con los que ya están en Cristo que ya no quieras salir de este círculo y pierdas de vista la Gran Comisión (Mateo 28:16-20), dejando que el fuego del evangelismo se apague en tu vida y dejes de ser un ganador de almas.

Te estoy diciendo que elabores una estrategia para ganar tu familia pues esta puede llegar a ser el primer obstáculo en tu ministerio, pero no llega solo hasta allí la cuestión sino que debes comenzar a visitar a tus amigos y parientes inconversos para ganarles pues también ellos pueden convertirse en piedras de tropiezo en tu desarrollo ministerial; en el primer tiempo de convertidos todos intentamos construir un mundo cristiano a nuestro alrededor, comenzando por nuestra familia, y esto significa un gran esfuerzo, pero también es un tiempo de prueba en el cual no debemos desfallecer, la lucha será grande pero mayor aún será la victoria.

Desarrolla una tarea de edificación de tus relaciones familiares, comienza hablarles de Cristo pero también comienza a hablarles de la importancia de permanecer juntos en los caminos del Señor; háblales de los beneficios que se desprenden del hecho de convertirse en un Hijo de Dios y también háblales de la responsabilidad que les compete a cada uno de ello en el crecimiento familiar cristiano, debes hacerles entender que están unidos en los proyectos de Dios y que junto a los hermanos espirituales conforman la familia de Dios; haz que ellos se entusiasmen al ver como el Señor esta transformando sus vidas y que puedan ver como su corazón se está llenando del maravilloso amor de Dios, has que ellos lleguen a entender que “Mejor es un día en sus atrios, que mil fuera de ellos” (Salmo 84:10).

Desafíalos a que profundicen su dedicación al Señor, enséñales a establecerse disciplinas y hábitos espirituales de manera que comiencen a edificar su madurez espiritual, llévalos a producir un crecimiento juntos, con un compromiso hacia el Señor y podrás ver como su fe se comienza a establecer sólidamente, y ya por estas alturas tu familia estará involucrada en las actividades de la congregación; no pienses nunca que todo se debe hacer al mismo tiempo, ni siquiera Jesús desarrolló todo su ministerio al mismo tiempo, comienza a edificar desde adentro de tu casa; no debes desfallecer porque al comienzo al avance es lento y difícil pues debes entender que has comenzado la tarea con un grupo que no solamente no se congregaba sino que muchas veces trataron de apartarte a ti de las cosas de Dios, debes entender que el crecimiento en Cristo es una tarea de toda la vida, tu anhelo, como el de Pablo debe ser: “Como perito arquitecto puse el fundamento, y otro edifica encima” (1 Corintios 3:10).

El Espíritu Santo será quién edificará sobre ese fundamento que has echado, pero lleva tiempo construir un compromiso y desarrollar la calidad de vida cristiana que el Señor nos esta reclamando; un hongo tarda horas en crecer y a un roble le lleva muchos años, ahora piensa si desea una familia cristiana lograda en escaso tiempo y débil como un hongo o prefieres que tu familia tenga la firmeza del roble y aunque vengan las tempestades, las luchas y las circunstancias puedan permanecer unidos juntos al Señor.

Fija tu meta en ayudar a tu familia a desarrollar un estilo se vida evangelístico donde comiencen a llevar una vida de adoración y comunión, debes poner tu mirada en que sus vidas sean transformadas; recuerda que como cristianos debemos producir hacedores de la Palabra y no simples oidores, piensa que tu pondrás por obra solamente la parte de la Biblia que tu crees verdaderamente en tu corazón.

De ninguna manera debes conformarte con que tu familia reciba a Cristo, se bautice y se una a la congregación, ni siquiera debes conformarte con que desarrollen hábitos que apuntan a un crecimiento espiritual; la gran meta que debes fijar para tu familia es que cada uno pueda desarrollar los propósitos y ministerios que el Señor depositara en ellos de manera que sean ellos quienes puedan llevar la imagen de Cristo a otras personas; recuerda que el poderío de un ejercito no está en la cantidad de soldados que se lograron reclutar sino en la tarea que cada uno desempeña en el frente de batalla, igualmente la fuerza del ejército de Dios no se puede evaluar por la cantidad de miembros que se reúnen en las iglesia sino por cuantos de ellos están sirviendo activamente en la obra.

Pon manos a la obra y comienza a aplicar la estrategia que has ideado para ganar a tu familia, verás que cuando transites por el camino que el señor estableciera para los propósitos que Él tiene contigo y con tu familia, la familia entera comienza a unirse y el amor de Dios crecerá, el anhelo del Señor será cada día mas fuerte y ya no tendrás que apelar a la imaginación para mantenerlos entusiasmados o motivados; comenzarás a aprender, a sacar experiencia de cada error; comenzarás a edificar sobre cada éxito obtenido y sobre cada peldaño que escalara tu familia, cada día trabajarás mas fuerte y mejor para ganar al final a toda tu familia.

Para lograr creyentes llenos de vida y salud espiritual, es necesario que entiendan que Dios ha depositado en cada uno de nosotros un potencial, deben entender que el Señor tiene propósitos con cada uno y por ello nuestra vida fue diseñada con un significado a fin de incentivarles a la búsqueda de sus propios ministerios; deben fortalecer su fe tal manera que puedan madurar espiritualmente como consecuencia de las pruebas y circunstancias, deben afinar sus oídos a la voz de Dios para llegar así a mantener una comunión y adoración constante; y por sobre todas las cosas, deben establecer y construir con el resto de la congregación y con cada una de las personas con quien trate, una vida de relación en la cual por sobre todas las cosas prime el maravilloso amor de Dios, conforme a lo que establece la Palabra en 1 Corintios 13.

Pastor Luis Alberto Coria